miércoles, 22 de junio de 2011

El primero fue un príncipe...


Estoy en frente de mi ordenador, con el cuerpo adolorido por el gimnasio, con una manzana roja en mi barriga, a mi lado derecho: una taza de ‘corn flakes’ con leche descremada, aquí en mi intento desesperado de ponerme a dieta luego de unas ‘grasientas’ e intensas vacaciones; levantándome tarde con mi amiga la televisión, comiendo baleadas deliciosas en las noches, ‘dobleteando’ la comida exquisita de mi madre, tantos cumpleaños en la familia, tantos queques… es justo y necesario darle un poco de purificación a mi cuerpo; ojalá lo pudiese hacer más seguido con la mente y no hay dieta que valga, vomitar palabras y emociones es el ‘fitness’ ideal para mi atolondrado cerebro.

Me gusta recordar a mis poetas, porque en mi vida son como los pobres de Roberto Sosa, que son muchos y por eso es imposible poder olvidarlos…
Del primero que me acuerdo, como un huracán apaciguado de emociones se llama ‘Mi príncipe’, lo conocí siendo yo apenas una niña y él un adolescente con toda la lujuria y la malicia natural de esa edad, aunque en realidad estoy casi segura que esos dos “pecados” le acompañarán hasta la muerte a mi buen preciado y entrañable amigo.

Él fue el inaugural de mi vida en muchas cosas. Pero las que puedo garabatear con libertad y sin tapujos diría yo que son las que más aprecio. Él me despertó en interés por la música con sentido, me encantaba su gusto por la poesía, su locura desmedida, su dócil inteligencia, por su culpa miré toda mi vida a los muchachos de mi edad como completos idiotas (y no estuve del todo equivocada).
Pues mi primer poeta desde joven mostró su fascinación desmedida por el sexo femenino, no dudo que por ello desarrolló tal habilidad para optimizar su retórica, para conmover con sus versos que en realidad no tienen nada impactante o diferente, es su persona misma quien hace de sus palabras tan convincentes y especiales. Estoy segura que muchas lo amamos, estoy doblemente segura que él a muy pocas amó.

Recuerdo una vez que me escribió un poema muy raro en una agenda donde yo anotaba pensamientos de toda clase. La prosa queriendo ser verso era mitad romántica, mitad filosófica, mitad erótica, una sopa medio rara pero me encantaba, a decir verdad, creo que tenía más amor y ‘pendejéz’ que criterio y objetividad...

Dicen que el tiempo es como esa arena copiosa del desierto que borra con mesura las huellas que hay en las dunas de recuerdos que acumula la vida, pero yo sigo esperando a ese desdichado viento a que se apiade de mi y borre unos cuantos que andan por ahí vagando a la deriva y que de vez en cuando me visitan pa’ joderme.
 El primero nunca se olvida, nunca se detesta por completo, nunca se supera a totalidad. Mi primer poeta fue siempre mío, sin carta de dominio, sin declaración formal, permanece ahí en el cofre de las cosas perdidas, o en la bodega de las reservas, cuando quiero un buen beso, cuando quiero un verso, cuando quiero un sueño, recurro a él sin temor ni precaución.

Es mi príncipe defectuoso: no es ni azul ni verde, es multicolor, se convierte en lo que me da la gana, hoy un simple recuerdo, mañana, un prospecto latente, ayer el hombre que amé desde siempre.
No sé donde estará ahorita, no sé dónde queda su cabildo de emociones, que tan flexible será su ambición, no sé si en realidad aprendió alguna vez del amor… sé que lo quiero de ‘la buena’ que me agradan sus versos, que sigo sin tener criterio literario, que lo amo de una forma diferente, que entre él y el último habrá la misma intensidad, aquello que nadie nunca jamás pudo entender, lo que es querer con violencia y con amor limpio.
‘La margarita dijo no’ se acabó en mi ordenador, no es una canción de mis preferidas pero combina bien cuando intento hablar de mi primer poeta… mi poeta que es tan raro, que tiene esa sonrisita de pícaro sincero, de seductor empedernido, que no lo quiero ver marchito ni perdido en la quimera de lo imposible...

Mis piernas siguen doliendo, suena mi celular, quien llama es un ser extraño a los poetas que he conocido, me sonrío conmigo, él es exacto, un animal prehistórico, simple, a la misma hora como un perro fiel, no le contesto y vuelvo a poner el aparato en la mesa, empiezo a leer lo que he escrito y me detengo, si leo todo quizás me burle, quizás lo borro, para qué correr el riesgo, lo escrito no es ningún desecho, es un fertilizante ideal para sembrar nuevas palabras y emociones, para no sucumbir en las nostalgias por decirlo sin tanta metáfora cursi.

Nos vemos luego, todavía siguen otros poetas que tengo por ahí guardados y quieren salir a tomar aire fresco… ;)

4 comentarios:

  1. No sabes cuanto me alegra que tu primer poeta fuese un Príncipe… como el Principito y su rosa!!!!!:
    …Había germinado un día de una semilla llegada de no se donde (…) el Principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que el conocía (…) la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde. Elegía con cuidado sus colores, se vestía y acomodaba uno a uno sus pétalos.
    Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró esplendida…
    Que hermosa eres – le dijo el Principito
    Y le entrego su tiempo, su cuidado, su amor (la regó, la abrigo, la oyó quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse).
    Enhorabuena Lizbeth!!!!!

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  2. mi ultima publicacion Es mi vida y mi forma de vivirla: Mágicos Sentimientos http://t.co/JYhQYsO

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  3. Principito, muchas gracias. Te dejé un mensaje personal.

    Pamela, ahorita mismo te leo, gracias por visitar mi blog.

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  4. Lizbeth, no encuentro el lugar donde dejaste el mensaje, no obstante gracias por tu consideración. No dejes de escribir, resulta agradable leeerte

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