lunes, 1 de abril de 2013

La Loca de la Casa.


Hace poco más de cuatro años leí un libro que me cambió totalmente la perspectiva de mi vida: "La Loca de la Casa", de Rosa Montero. Solo la Divina Providencia sabrá cómo llegó a mis manos, pero una vez que empecé a leerlo no pude parar. Me conmovía la idea de que no estoy sola en el mundo.

Trato de recordar a quién se lo presté y por qué razón fui tan ingenua de prestarlo. Cualquier libro menos ese. Para mí, es ley no prestar mis libros, aunque me encanta que me los presten o mejor aún, que me los regalen.

Menciono lo del libro porque me da la sensación de estar en la piel de la Montero, si no es mucho mi atrevimiento, podría, al igual que ella, ordenar todos mis amores junto con mis obras, en este caso serían mis posts y mis atravesados poemas que no existen más y los pondría en un altar, donde se vería reflejada toda mi vida, mis desgracias y mis fortunas.

No he tenido muchos amores, de hecho me sobran dedos de mi mano cuando los cuento. Desde el amor más inocente hasta el más perverso, me hicieron la fachada de ser humano que soy. ¿Que si he salido victoriosa? Pues al menos no estoy amargada. Con el último que pasó por aquí aprendí que todo pasa, hasta lo que más duele, toda pendejada que dijiste drogado con el éxtasis del jodido amor, al final se va por el retrete. ¿Qué queda? Pues el recuerdo, los reales y los inventados como dice mi valiosa escritora española.

Hace pocos días no podía escribir como antes. Estaba más cretina y haragana que nunca. No me interesaba averiguar cómo me siento. No quería hablar del imbécil que conocí hace unos meses. Solo quería ver pasar los días. De repente eran las consecuencias del estrés y angustia que siento por ser una desempleada, nunca antes me había interesado el dinero. Si supiera que eso es felicidad y bienestar, hace días me hubiese convertido en ladrona o narcotraficante para comprarle a mi madre más salud o mi mejor amiga un mejor novio que el parásito que tiene al lado. El dinero no lo es todo pero es esencial para vivir, más no para respirar. Para eso está él...

Si, volvieron los suspiros, el entusiasmo que quiero encapsularlo. La esperanza. Pero siempre me arruina la fiesta de emociones, esa vocecita en mi subconsciente que me dice una y otra vez: vas a sufrir. Por la misma razón. Por la misma situación. Por el mismo cabrón. Pero ¡qué putas! Él no es igual al tontifato por el que he llorado incesantemente con razones y sin ellas. Él es de esos que me hace sentir bonito si me subo en la montaña rusa y sin marearme. Él es el hombre por el que vale la pena cada lágrima, tomando en cuenta cada sonrisa que tengo en el día con solo pensarlo. Y si es un error y me causa más dolor que el anterior, pues será muy bien asumido y prometo no reprocharme. Cualquier error sería menos estúpido que el que cometí al volver a los brazos de un imbécil que me hizo sentir menos que cero.

Ha sido el amor que más me ha impactado y con el que menos he vivido, serán más los recuerdos de un sueño, de una ilusión que el recuerdo mismo. Es que es tan buen mozo, tan astuto, tan… me pasaría todo el día para tratar de descifrarlo. Es mi Apolo y es un sueño. Un sueño con fecha de expiración y estoy convencida de eso y me da gusto que sea así. Una mujer jamás debe olvidar las ofensas pero debe perdonar para avanzar.

Estoy más loca que nunca y tampoco me había sentido tan centrada. Tengo miedo de perder la increíble habilidad de soñar y de crear. Supongo que es normal sentirse miserable de vez en cuando. Pero lo mejor de la vida es que nada dura para siempre, ni la tristeza. Que se vayan al carajo esas personas que se fueron por su gusto y las que se fueron con invitación. Si no están en mi vida es porque se lo merecen y las que quisieron regresar, pues a ver que traen.

He comenzado a hacer ejercicio. Espero ser más constante esta vez. Por alguna razón eso le hace bien a mi espíritu además del cuerpo. Quiero terminar esos libros que he dejado inconclusos y aquí no entran las 50 sombras liberadas de E.L James, la cosa más aburrida que he leído hasta hoy.

Tengo muchos planes pero el más urgente es simplemente vivir. Estar en paz con mi soledad, que cada día nos llevamos mejor. Tratar de ser una mejor hija, hermana, amiga aunque mucho  me cueste. Divorciarme de una vez de las cervezas y mi amiga Maria Juana. Abrir más el corazón y cerrar las piernas, y en caso extremo, que sea al revés. Estar avispa y sonreírle a nuevas aventuras, que lo que sea que venga sea para bien, y que los que me quieran y los que ni siquiera me conocen, ni siquiera intenten comprender, sino simplemente aceptar a esta loca, la loquilla de la casa.

1 comentario:

  1. :D :) :X cuando una lectura, saca tres risas irónicas, es triple victoria, sencillo, profundo y directo, como que desenredaste el seudónimo "loca de la casa". y dejaste siempre un misterio... que eso captura mas, pero ese misterio, luego lo comento. xD

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