Está la caja vacía de un vino que se llama ‘Clos’ en la
mesita de la sala. Es del barato. Lo compré en el súper y a pesar de que es
pirujo no sabe mal. Me lo tomé porque quiero dormirme temprano, posiblemente
escuchando a Silvio y a Sabina. Llevo unos seis días sin dormir bien. Un primo
me ha recomendado rezar para dormir tranquila y un amigo me recetó una copa de
vino tinto antes de ir a la cama (aun no entiendo en qué contexto lo quiso
decir). Opté por el vino porque soy una pagana y porque además siento que Dios
está dormido cuando yo tengo insomnio.
Me pongo a hablar todos los días con dos de mis mejores
amigos. Seres imperfectos, distorsionados y mundanos igual que yo. Sucumbiendo ante
la vida con problemas que son mucho más pequeños de los que ellos creen. Atrapados
en las sensaciones que solo el amor, la tertulia que solo el putísimo amor te
puede obsequiar. Benditos y muy jodidos ellos.
No necesito beber para poder escribir, ni escribir para
poder beber. Solo bebo porque me gusta y escribo porque lo necesito, porque hay
cosas que debo y quiero decir. Dedicado a mis amigos y a quien corresponda…
Hace tanto calor como en los adentros de la falda de una
monja. Hace mucho tiempo que no me acordaba de vos. No desde la última vez que
estuvimos hace poco más de un mes, finalizando de una vez por todas este remedo
de amor, disfrazado de mucho sex,
muchos celos y poca conciencia. Todo terminó como empezó. Justo así como te lo
seguís imaginando. El hombre que se llama ardiente y se apellida insaciable y
de apodo le puse El Pendejo. Todo fue de cariño amor. No es nada personal. Solo
te vi de lejos y me dio pereza saludar. Algún día seremos amigos, tengamos la
fe de que así será.
Pasando de tema: Estaba él. El de los mensajes bonitos. El abogado
que escribe muy bien. El Apolo imperfecto. El que hace promesas de mantequilla.
El que por alguna razón vio el encanto en mí y por esa misma razón mi encanto
ante sus ojos se esfumó. Todo ha sido un sueño y una canción como dice (valga
la redundancia) la canción. Quizás es mejor que sea así. El ahorro de lágrimas
y desvelos nunca está de más, por el contrario se agradece. Algún día voy a
acordarme de él como una buena película de esas que casi no hay. Algún día voy
a entender por qué las circunstancias impidieron que le plantaran todos esos
besos que tenía guardados para él… ni modo la vida es así.
He entrado en la onda “saludable”, procuro hacer ejercicio
todos los días, comer sano aunque sea casi imposible, leer más y tratar de no
pensar tanto. Los brincos y las zancadas que me hace hacer un negro sexy en
videos me mantienen más fuerte y enérgica, pero la comida baja en grasa me da
un tanto de depresión, la trilogía erótica que me sampé en menos de dos semanas
me hace querer tener un novio. Y el tratar de pensar menos me hace pensar de
más. No se puede tener todo.
Aunque me tome todas las botellas de vino de Chile, jamás
tendré el valor para escribirle a él. A este otro tipo que me deslumbró al
primer instante que le escuché hablar con un ramalazo de acento argentino o qué
se yo. Me gustó tanto. Quiero creer que yo también le gusté. Pero enseguida lo
archivé dentro de mis amores platónicos, justo al lado de Robbie Williamas y a
su derecha Johnny Depp. Tiene todo lo que NO me gusta en hombre y sin embargo
me encantó. Hasta que un día pasó lo que era imposible, pasó lo inevitable, lo
que tenía que pasar y lo que pudimos evitar. Ahora de amor platónico pasó a
amor frustrado. Ahí no tendrá grata compañía. Quizás nunca voy a olvidar cuando
me dijo que tenía el complejo de Electra, pero tampoco voy a olvidar cómo me
sentí porque no me llamó al día siguiente.
Y la vida sigue su curso cual si fuere el Río Amazonas. Descubrí
que el chiste es no tomarse nada personal. No tomarse las cosas a pecho. Todos
vinimos a joder y a ser jodidos. A ser pasivos y a ser activos. Es lo que toca.
“La vida es una caja de bombones, Forrest.” Hay que comerlos todos.
El vino está dando su
efecto y ya siento mis ojos pesados. Ha sido un largo y hermoso día. Largo y
hermoso justo como quiero mi próximo amor. Ok, aquí es cuando entran los
puritanos de pacotilla a lincharme. Solo vivo mi vida y trato de llevármela tranquila.
Igual que ayer pero con más responsabilidades. Igual de loca pero más
consciente. Ya no creo en reencarnaciones ni vidas futuras, se vive el aquí y
el ahora. Los que creen en eso deben ser gente muy aburrida. Esto es lo que te
tocó y ni modo.
La valentía es un don que se nos da a muy pocas personas. Y me
jacto de ser valiente porque si no, no sería como soy, no escribiría lo que
escribo y pediría perdón cuando digo lo que siento. No me interesa la gente pendeja
que pide perdón por ser quien son… insisto que no es el vino.
Soy todo aquello que te deslumbraría y te desencantaría al
instante y con la misma intensidad. Hay quienes se acercan a mí porque piensan
que soy bonita y soy pendeja, después me conocen, se dan cuenta que no soy tan
bonita y no soy tan pendeja, entonces se van y yo me sonrío: “un pendejo menos”
me digo a mi misma. Es simple. Si alguien se siente aludido ante mi comentario,
no voy a pedir disculpas. Hay gente básica. Hay hombres muy básicos que quieren
amar a mujeres básicas que sean buenas en la cama y brutas en la mesa, yo no
puedo ser básica aunque resulte más fácil la vida y más perecedero el
sufrimiento, pero para mí la complejidad es pariente muy cercana de la belleza,
esa que muy pocos sabemos distinguir…
Y por último a mis amigos, a todos los desdichados y
acomplejados, a los bajos de autoestima y amargados por algún mal amor o por un
no-amor. Vivan su vida sin dejarse morir por nadie, hay tanto por vivir y tanto
que llorar que sufrir por una sola cosa es la cosa más patética que hay. Más que
escuchar una Cadena Nacional un domingo en hora estelar. No soy la mejor dando
consejos, no quiero que me hagan caso, ni yo misma me hago caso. Solo deseo que
vivan su juventud, que según mi abuela pasa rápido. Que ajusten la docena de
amores pero que sepan elegir… sobre todo eso, que sepan con quien se van a la
cama. Yo por los momentos me iré a dormir sola y CON SUEÑO. Bendito vino. A la
otra me tocará rezar.
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