Este es un e-mail enviado por Gaby para Andrés.
Jueves 16 de diciembre del 2012 2:20 AM
Te crees muy macho porque le andas presumiendo a tus amigos
que me tuviste, a esos idiotas hipócritas que me saludan en la oficina, tan
amables y a mis espaldas me comen viva y no me bajan de ramera. Creíste que no
me iba a dar cuenta, pues bien, se te olvidó decirle a Laura, la que saca
copias, que aquel rapidín incluía un contrato que le impedía abrir la boca y
contármelo todo.
Jamás en la vida me hubiera imaginado lo patán y poco hombre
que sos. Siempre te consideré un caballero. Las rosas, las salidas, los
almuerzos y hasta la manera en cómo me abrías la puerta del carro, me llegaron
a calar y no te miento, te ibas ganando un lugar especial en mi corazón… aayy!
Es que nunca voy aprender, voy a ser una forever pendeja, pero con vos no será
el caso.
El viernes al salir del trabajo, revisé mi celular, como
siempre, estaba tu mensaje muy lindo, me decías que me estabas esperando afuera
para ir al cine a ver esas películas de matones que tanto te gustan, creo que
de allí vienen tus pensamientos retorcidos. El caso es que estaba feliz de
verte y no miento, de a poco te ganaste mi confianza, sin saber que me estaba
metiendo con semejante monstruo.
Todo iba perfecto hasta que te estacionaste en aquella
gasolinera, dizque a comprar cigarros, pero yo sé que ibas a comprar condones.
Pero vos muy pendejo dejaste tu iphone desbloqueado y listo para que mis
hermosas manos lo hurgaran, y vaya sorpresa la que me llevé. Le decías al
retrasado de tu amigo que ibas directo al motel conmigo y le decías que estabas
preocupado porque sabías que yo no aceptaría ir a un motelucho barato y que no
andabas mucho dinero, aparte de imbécil sos un arruinado, pichicato.
Pero mi decepción no acabó allí, primero me percaté de que
seguías bien parado en la fila del market para seguir husmeando y dándome
cuenta de lo basura que es quien pensé sería el hombre indicado. Entre otras
conversaciones con otras mujeres que hasta parecían menores de edad, encontré
una gama de fotografías o mejor dicho pornografía en tu galería de archivos,
con mucho dolor y arrepentimiento y rabia estoy consciente que te mandé una que
otra foto, pero mi ego me deja regocijarme un poco al saber que soy la más
guapa al compararme con esas zorras con las tetas caídas.
Luego de ver tal monstruosidad, respiré hondo, -calma Gaby,
no vale la pena- me dije, pero vos sabés que se me sale la india que llevo
dentro cuando me enojo. Pensé en mil cosas, la más divertida, en poncharte las
llantas con la cuchilla de mi llavero, llamar un taxi y huir. Pero no quería
ensuciar mis tacones. Así que opté por sacar la Madre Teresa que llevo dentro y
comportarme. Te ignoré toda la noche y no sabías el porqué de mi silencio, pobre
idiota.
Mientras ibas en dirección a mi casa, pensé seriamente en
decirte lo que había descubierto y darte una cachetada como en las novelas que
mira mi mamá, pero es que no quería ni siquiera rosarte. Con solo el hecho de
recordar la primera y única vez que lo hicimos, se me revuelve la panza,
y no pensés que son mariposas, ¿ok tarado? Es pura culpa y remordimiento. Te
entregué mi cuerpo porque creí que lo apreciarías, por lo lindo que fuiste
conmigo, y al percatarme que eras malo en el sexo, seguí creyendo que eso no
era lo más importante. Pero ahora me doy cuenta que sos el paquete completo de
un hombre inútil.
Esa noche me quedé callada y lloré sola en mi cuarto, pero
no creas que fue por vos, fue porque sentí que estaba destinada a no ser feliz
y a encontrarme con cada idiota, pareciera como que alguien junto a todos los
pendejos de la ciudad, y me los iba soltando uno por uno.
Pero YA NO MÁS me dije, me sequé las lágrimas y los mocos, esa noche le hablé a mi ex, le dije que estaba equivocada, que había otro más imbécil que él, por fortuna creyó que estaba bromeando y tuvimos sexo telefónico, él siempre ha sabido lo que me gusta. Imagínate que él aún sin tocarme sabe complacerme y vos, aun cuando decís saberte de memoria todo el kamasutra, no supiste hacerme ni cosquillas, bueno eso sin contar que tu diminuto amigo no te ayuda mucho, la verdad…
Pero YA NO MÁS me dije, me sequé las lágrimas y los mocos, esa noche le hablé a mi ex, le dije que estaba equivocada, que había otro más imbécil que él, por fortuna creyó que estaba bromeando y tuvimos sexo telefónico, él siempre ha sabido lo que me gusta. Imagínate que él aún sin tocarme sabe complacerme y vos, aun cuando decís saberte de memoria todo el kamasutra, no supiste hacerme ni cosquillas, bueno eso sin contar que tu diminuto amigo no te ayuda mucho, la verdad…
Me da pereza insultarte, porque la verdad tengo cosas más
importantes que hacer y mi plan era seguir callada, pero esta canallada que me
hiciste me colmó la paciencia. La chismosa de tu amante, la Laurita, ni sabía
que ya sospechaba yo que clase de bestia eras y sin querer le saqué todo a tu
amigo el gordo, (que en el fondo yo sé que le gusto), me contó con lujo de
detalles, cuales eran tus tácticas de
don Juan de tres pesos parar atraer a tus conquistas, de cómo
coleccionas fotos de cada una de ellas, y como las presumes a tus amigos como
trofeos, sintiéndote la gran cosa, me imagino que no les cuentas que no
funcionas en la cama y en ningún lado. Me dio mucha vergüenza saber que ese
gordito de tu amigo me había visto completamente desnuda y sabe Dios si él
tenía mis fotos, si él solito en el baño hace sus cochinadas pensando en mí, ¡qué asco! Pero no me hago loca pensando lo
peor.
Esto es lo último que te diré en la vida. No quiero que me
busques, ahora que sabes que yo sé todo, debería darte pena, pero no quiero tus
disculpas, solo te agradezco que no me hayas infectado de una venérea, porque
te mandaría a matar y no bromeo.
Por mi parte estoy dispuesta a olvidarme de todo, por suerte
tengo otros prospectos, que aunque no sean detallistas ni atentos como vos, no
son unos habladores ni fanfarrones, lo que hacen se lo guardan para ellos, ¿que
no has escuchado el dicho que dice que el que come callado come dos veces?
Bueno creo que ya aprendiste la lección. Si te veo en algún pasillo o en el
elevador, voy a ignorarte, ya que ni los buenos días te mereces, pero si algún
día, dentro de muchos años, te miro al lado de una mujer e hijos, voy a
saludarte sinceramente, y voy a rezar por tu mujer que supongo no será muy
feliz con tu minnie me.
Disculpa si he sido muy ruda, es que así soy yo.
Suerte en tu vida. (Besos en el aire)
Gaby.
PD: Ni te molestes en llamar, porque tu nombre está
registrado como: NO CONTESTAR AL IMPOTENTE. ¿Y quien te querría contestar?,
jajaja.