Expectativa: Es 2007. Estoy en el colegio,
disfrutando de mis amigos, bebiendo ron y vodka, having fun, bailando
reggaetón, riéndome por cualquier cosa, quiero olvidarme del amor, quiero ser
invencible, todos son lindos, amo a todo el mundo, soy poderosa. Estoy loca por
entrar a la U. quiero ser abogada, lo que mi padre siempre quiso. Estoy
viviendo la vida. Qué hermosa es la adolescencia.
Realidad: tengo 16 y estoy en último año, en el
colegio los maestros se dieron cuenta que mis amigos son unos borrachos, me
expulsan del colegio por “perturbar el orden”, mis amigos no son tan
lindos, no los quiero ver, no siempre están cuando los necesito, me quedé en
una clase, quizás no me gradúe, ya no soy tan poderosa, tengo miedo de irme,
dejar mi casa, soy más débil de lo que creo.
Expectativa: es mi primer año de la Universidad
en una ciudad algo grande. Me matriculé para estudiar Psicología. Conozco gente
muy excéntrica e interesante. Me gusta lo que estudio. La vida lejos de casa no
parece ser tan mala. Salgo a fiestas. Que rico es ser independiente.
Realidad: extraño mucho mi casa. Ahora tengo que
ahorrar más. Esta carrera es bonita pero siento que no es para mí. Hay gente
muy loca, los maestros están todos locos. Creo que Freud es un tanto obsceno.
La psicología es para gente muy capaz. Es un atrevimiento el mío estudiar esto
sabiendo que estoy loca.
Expectativa: hay unos vecinos que están muy
interesantes. A mis primas y a mí nos coquetean. Son futbolistas, tienen un
cuerpazo, son altos, visten bien, esos bíceps, esos abdominales. Uno de ellos
me pidió mi número, somos amigos en Facebook y me invitó a salir… ¡qué emoción!
Realidad: salimos varias veces con los
futbolistas son unos completos idiotas. Al principio nos divertíamos, después
sacaron las garras. No hubo nada que lamentar, pero ahora sé que una cara
bonita no es sinónimo de buen prospecto. Mejor sigo con mi eterno amor.
Amándolo de vez en cuando. Mejor viejo conocido que peor por conocer.
Expectativa: me matriculé en Periodismo. Fue una
decisión repentina. Estoy entusiasmada. Quiero hacer nuevos amigos.
Quiero aprender técnicas de redacción. Quiero ser una escritora. Quiero
enamorarme del hombre ideal.
Realidad: En el país hay un Golpe de Estado y
todo parece un caos. No he recibido clases. Estoy algo decepcionada. No sé si
deba estudiar eso. Mi madre no está muy contenta. Ella quiere que sea abogada
así como mi padre quería. No sé qué hacer. Solo quiero escribir. Quiero
escribirle una novela a Mel.
Expectativa: por fin las cosas se calmaron un
poco. Por fin entré otra vez a clases. Me emociona mucho las clases de español
y las de Derecho porque solo de política hablan. Estoy entusiasmada. Mis
ganas de estudiar jamás estuvieron tan sublevadas. Por primera vez en mi vida
disfruto la vida de estudiante.
Realidad: ya todos me tienen harta, solo
hablando de Mel y Micheletti. Qué novela ni qué mierda. Ninguno se merece que
yo gaste mis neuronas, mi retina y mi energía hablando de lo mucho que han
jodido al país. Políticos estúpidos. No sirven para nada. Mis maestros también.
Solo hay dos de calidad, los demás son basura. Solo se van a sentar a hablar de
su vida y sobre la novela del golpe.
Expectativa: he hecho amigos en mi nueva
carrera. Estoy segura que tomé la mejor decisión. Hay un maestro que se ha
hecho muy amigo mío. Le gusta como escribo y me emociona la idea de saber que
hay gente como yo. Enterarme de que también se puede comer escribiendo,
haciendo lo que más amo. Estoy en el lugar indicado con las personas indicadas,
estudiando lo que debo estudiar.
Realidad: no
me gusta redactar noticias y peor si son malas noticias. Creo que mi amigo el
profesor me sobrevalora. Lo estoy decepcionando. No sé si escribo bien. Creo
que ya no quiero ser escritora. Debí elegir estudiar para abogada.
Expectativa: la
seguridad y la autoestima han regresado a mí. La vida trascurre tranquila hasta
que conozco un abogado. Él es atento conmigo. Nos hacemos amigos. Me pide mi
número. Hablamos por Facebook. Poco a poco me voy enamorando. Él tiene todo lo
que siempre busqué. Es el hombre ideal. No puedo estar más feliz e ilusionada.
Realidad: el
abogado de ensueño resultó siendo “The devil’s advocate”. Que bruta soy. Se
acabaron las sonrisas, las noches de insomnio felices. Que pendeja, creer que
un hombre es mejor sólo porque tiene más años. Estoy llorando, no quiero
fiestas, no quiero saber nada de nada. No quiero saber nada del amor.
Expectativa: mi
mejor amigo me presentó a alguien. En realidad ya lo conocía pero no me llama
la atención. El abogado del diablo ha vuelto como si nada hubiese pasado. Ya no
siento lo mismo pero no puedo ignorarlo. Creo que lo voy a querer toda mi vida.
No me interesa nadie más. Creo que todos merecen una nueva oportunidad. La luz
regresó a mi vida. El otro... es un “x” para mí.
Realidad: el
nuevo amiguito es muy insistente. Besa muy bien. Me llama todos los días a cada
momento. Casi no me acuerdo del abogado. Ya no me importa si me habla o no. Es
mucho mejor así. Este nuevo chico se cree muy macho y según él me está
conquistando. Yo le hago creer que hace un buen trabajo. Con él me divierto
mucho pero no es intelectualmente atractivo. No me importa. Pero no quiero nada
serio con él.
Expectativa: estoy
empezando una relación. Creo que es un buen hombre. Tenemos mucha química. Es
un pervertido y me encanta. Estoy segura que las cosas pueden funcionar. Hemos
prometido hacer las cosas bien. Dice que me desea en todo momento no creo que
me vaya a ser infiel. No lo amo pero lo quiero muchísimo. Ya no me acuerdo de
nadie más.
Realidad: extraño
mi libertad. Solo pasamos peleando. Él piensa que las cosas se resuelven con
besos y caricias. Siento que me equivoqué otra vez. Hay toda una telenovela
alrededor. Pero siento que lo amo. Bueno… No sé si lo amo pero igual le digo
que lo amo. Descubro que me engaña. Lo engaño también. Definitivamente esto no
puede ser amor. Debemos terminar. Decido dejarlo. No puedo dejarlo. Volví a
cagarla otra vez. ¿En qué me he metido?
Expectativa:
necesito ocuparme de mi vida otra vez. Ponerle mente a mis clases, a mis sueños
más inmediatos y lejanos. Olvidarme otra vez del amor, borrarlo de mi sistema.
Reordenar mis pensamientos. Estar más junto a mi familia. Redescubrir mi vena
literaria. Calmar mis deseos carnales. Ser fuerte y seguir ignorándolo.
Realidad: la
juventud se hizo para cometer errores. Voy a regresar con él. No soy tan fuerte
como a veces parezco. Ya no me importa el primero ni el segundo ni el tercero.
Estoy sumergida en una especie de pasión en su estado más puro y quiero estar
allí. En realidad no me importa lo que piensen mis amigos. ¿Será que el amor en
exceso es malo?
Expectativa:
las cosas se han calmado. Todo se solucionó para bien. Estas vacaciones
decembrinas me han sentado bien. Voy a comer como loca para que no me sigan
diciendo que estoy muy flaca. Estoy con mi familia completa. Estoy feliz…. ¿y
él? Pues… la verdad si lo quiero aunque esté loco.
Realidad: es
un año nuevo. Y mi último en la universidad. Él es un completo idiota. Y por
alguna razón ya no me siento la misma. Es alguien que no vale la pena. Las cosas
han cambiado en mi vida. Me siento muy decepcionada. Siento que tomé muy malas
decisiones y estoy pagando las consecuencias. A veces lo extraño. A veces me
extraño a mi misma. A veces ya no sé quién soy.
EXPECTATIVA:
tengo que ser fuerte para mantener mis decisiones. Abrir los brazos a todas las
oportunidades que se me presenten. Olvidarme de cada tonto que me hizo llorar. Ser
responsable y más puntual. No debo insultarlo cuando ande borracha. Debo tratar
de bailar más y beber menos. Debo dedicar más tiempo a mi familia. Quiero volver
a hacer ejercicio. Ahorrar más y comprar menos. Tengo que tener fe, paciencia y
humildad. Tengo que ser agradecida con la vida. ¿Y el amor? Pues él sabrá
cuando llegar. Debo hacer todo lo que esté en mis manos para hacer que lo
escribo se haga realidad.